sábado, 27 de septiembre de 2008

Noche de turing por la ciudad de Murcia


Después de una densa semana de trabajo, pegada al teléfono móvil, al fijo, al ordenador, resolviendo problemas... lo primero que apetece cuando llega el viernes tarde es organizar una cena con los amigos para pasar una velada agradable y divertida con la que poder suavizar cinco duros e intensos días de curro.
Efectivamente, así fue. Anoche quedé con Loren para picar algo en un conocido local de Murcia -Los Toneles-, pero cuál fue nuestra sorpresa, que cuando llegamos, además de estar completamente abarrotado de gente, el desagradable e imposible olor a "cocinilla" nos tiró de espaldas. Imposible, inaguantable... No lo entiendo! ¿es que los propietarios de esos locales no son conscientes de lo importante que es contar con una buena extracción de humos?
He de reiterar que no lo entiendo, ni lo podré entender nunca.
Como hija de hosteleros que soy, considero -así lo he podido ver en mi entorno- que la atmósfera de un local es uno de los elementos fundamentales para conservar a los clientes y para captar otros nuevos.
También puede ser que guste eso de mostrar a los demás -cuando paseas- qué has cenado y, si nos descuidamos, hasta en qué local lo has hecho. Yo lo odio y, por consiguiente, lo evito en todo momento, por lo que de momento pasará un largo periodo tiempo hasta que vuelva a Los Toneles.
Lo que se aventuraba una buena velada, comenzaba a flaquear, pero no le dimos importancia.
Probamos en varios restaurante, pero todo estaba ocupado. Y yo me pregunto: en tiempos de crisis, ¿qué es lo primero que empezamos a suprimir para tratar de mitigar esa mala racha?
Los restaurantes, repletos hasta la bandera y los bolsillos tiritando!
Comenzamos a andar... y desde Santa Eulalia, terminamos junto al emblemático Teatro Romea, en el restaurante El Figón de Alfaro. El paseito alivió los nervios de encontrarlo todo completo y abrió un poco más el feroz apetito que teníamos.La cena estuvo bien, en la misma línea de siempre, la verdad es que en los restaurantes-bares del grupo Vera nunca se falla -lo que hay no cambia, no hace falta pedir la carta porque siempre terminamos pidiendo lo mismo-.
Después de la cena, tocaba el café y la copa. Lugar fijo: La Aduana -local con gente maja y propietarios encantadores-, pero el bullicio y el humo motivó nuestra marcha. De aquí a Baobar -un ambiente raro-, pasando por Zulú (...), Eñe (más de lo mismo), Teatro Circo (sin comentarios) y Bali (broche de oro)... En este último local surgió la pregunta: ¿Tú estás muerta?, y la respuesta: No, pero poco me falta... Sobraron las palabras y continuamos con nuestra turing por las calles de nuestra querida ciudad de Murcia.
De camino al coche, pasamos por la Avenida Alfonso X El Sabio, si este lugar tenía su encanto, anoche se multiplicó por mil; La Feria Regional del Libro 2008 estaba ante nosotras, silenciosa, oculta por la oscuridad y repleta de historias por contar... Qué lástima que no hubiera estado abierta...
Una gran amiga con la que mantener una conversación y compartir una deliciosa cena, un agradable paseo por tu ciudad y un buen libro para despedir la noche... Creo que nada más se le puede pedir a un viernes noche, para mi, perfecto!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Menuda nochecita...yo no la habría descrito mejor. Pero ya sabes que, buena o mala, con frio o calor, productiva o lo contrario, una noche juntas siempre es una noche especial...no me digas que la del sábado tuvo desperdicio?

Cierto es que el nivel de la noche va decreciendo, ya no es lo que era, o igual antes nos fijabamos menos. Lo que está claro es que hay que investigar nuevos espacios...