domingo, 27 de noviembre de 2011

Leer entre líneas…


Cuántas veces nos hemos dicho o nos han dicho: No leas entre líneas, quédate simplemente con lo que te están diciendo o haciendo porque es ahí donde está la clave.

Pero no, no sé porqué motivo o razón nos empeñamos en tratar de sacar un mensaje completamente diferente a lo que nos están diciendo o haciendo…

Dicen que estos temas son más comunes entre las mujeres, por nuestro perfil de “complejas” y por nuestro interés y deseo de darle vueltas y más vueltas a las cosas simples (dicen), pero bueno… No sé si será cierto o no, pero la verdad es que ayer, en el típico aperitivo de los sábados, esa “lectura entre líneas” fue uno de los temas de conversación que una amiga y yo mantuvimos durante un largo periodo de tiempo. 

Evidentemente, cuando hay una larga amistad, cuando realmente conoces a una persona, la intencionalidad es más fácil de percibir que cuando no se conoce; pero cuando se trata de alguien a quien estás comenzando a conocer, ese conocimiento es bastante limitado y es cuando surge la duda: ¿Debo leer entre líneas?

El ser humano tiene la particularidad de decir o hacer cosas con la intención de generar una reacción contraria en la persona a la que se está dirigiendo. Tal vez será por miedo, vergüenza o por la falta de confianza, pero muchas veces no somos capaces de decir o hacer lo que realmente queremos con el fin de evitar en el otro un perjuicio.

La lectura entre líneas puede tener su parte negativa y positiva. Si aciertas, estás de enhorabuena; pero si te equivocas… ¿Qué hay que hacer? ¿Pides perdón? ¿Haces como si no hubiera pasado nada? ¿Te das la vuelta y desapareces porque puede que hayas metido la pata hasta el fondo?...

Leer o no leer entre líneas, esa es la cuestión

 

No hay comentarios: