lunes, 24 de noviembre de 2008

El café, uno de mis grandes vicios


Dulce y amargo, como todo en la vida. Tal vez sea esa mezcla la que hace que uno de mis grandes vicios sea el café. Cada mañana, cuando preparo la cafetera tengo la costumbre de abrir el frigorífico –es la mejor forma de conservar todas sus propiedades-, coger el tarro del café, abrirlo y oler durante unos segundo ese intenso, húmedo y profundo aroma del café. Me encanta.

Cuenta la leyenda que un pastor árabe llamado Kaldi, mientras vigilaba a su rebaño, observó como sus cabras se volvían juguetonas y alegres después de comer las bayas de unos arbustos. El pastor, al ver tanta euforia también probó la semilla y experimentó una sensación agradable y de euforia no habitual en él.

Sin duda alguna, el café –ya sea descafeinado o natural, en función del momento- se ha convertido de uno de mis más fieles aliados: me prepara para afrontar la mañana, me ha acompañado y lo continúa haciendo- en largas tardes de conversación con las amigas, siempre está en la soledad de la noche, refresca las calurosas noches de verano, y ha alivia el denso frío de invierno… Un estupendo elixir -con efectos afrodisíacos- para degustar en importantes acontecimientos.

Hoy ha comenzado la II Semana del Café, que se celebra en la Plaza del Cardenal Belluga, y como es lógico, al pasar esta mañana, no me he podido resistir y he parado a probar la nueva variedad de Salzillo Tea and Coffee: el café ecológico. Estaba delicioso. Tiene un sabor menos denso, es un poquito más cremoso y un punto más de dulzor. He de decir que la iniciativa de la empresa de basar el lanzamiento del nuevo producto sobre los principios de sostenibilidad y el respeto al medio ambiente, me ha parecido muy buena.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

El café, sin duda, uno de los placeres de la vida.
d.l.

Anónimo dijo...

Campanilla, creo que ya he descubierto mi problema!!!
El café es afrodisíaco!!

Espero que a partir de ahora me prohibas tomar café por la noche.

Un elixir peligroso, también delicioso.

Fdo. La niña de los ojos...de alguien