sábado, 22 de noviembre de 2008

No ha sido un sábado más



Mi agapornis ya no volverá a cantar más. Recuerdo que hace unos días comentaba que le había escuchado cantar como nunca. Fue un día soleado, la primavera en otoño, no hacía frío, el sol relucia de forma especial y tal vez por eso mi agapornis cantó como nunca. Hoy, no ha sido un sábado más, ha sido un sábado diferente.
En días como los de hoy es habitual levantarse temprano, desayunar acompañara de un libro, dar un paseo, ver que los jardines están repletos de niños y niñas con sus padres, pasear por el centro y ver las calles repletas de gente comprando o simplemente paseando, tomar un café con las amigas, volver a casa, comer algo y ponerse los peliculones de la tarde de cualquiera de las televisiones privadas para tratar de dormir la siesta.
Hoy, además de haber hecho lo que habitualmente se suele hacer un sábado, he echado de menos a mi agapornis; y por eso no ha sido un sábado más. He echado de menos abrir el balcón, salir a la terraza, verlo y escucharlo cantar como siempre lo hacía cuando le metía en el salón y de fondo se oía el televisor.
Ahora comprendo por qué ese día cantó como nunca.


No hay comentarios: