lunes, 5 de enero de 2009

Queridos Reyes Magos:



La magia y la ensoñación de estas fechas es algo que no podemos olvidar ninguno de nosotros, seamos más o menos niños. Esto es lo que me ha llevado a escribiros mi carta en los últimos momentos del día. Un día en el que es inevitable dejar volar a los deseos, los sueños y los nuevos proyectos que queremos que se nos hagan realidad al abrir los ojos la mañana del 6 de enero, después de que Sus Majestades hicieran su entrada en nuestro hogar.

Este año, por diversas circunstancias, la ilusión y la fantasía de niña se ha mantenido al margen, ha permanecido oculta y no se ha mostrado como en años anteriores; sin embargo, en el último momento han aflorado algunos de los recuerdos más bonitos de cuando era una niña: cuando esa noche de Reyes constituía la noche más deseada, la noche más mágica para mí, mis primos y mis hermanos.

Tener limpios los zapatos para dejarlos en la ventana; colocar en el balcón un gran bol con agua y otro de paja para que vuestros camellos saciaran su sed y su hambre por el largo caminar; y dejar en la mesa del salón tres grandes copas, una botella de coñac y una bandeja repleta de dulces navideños para apaciguar vuestro recorrido.

Ver vuestros rostros en la cabalgata hacía aumentar el nerviosismo y la emoción de que pronto se hiciera de noche, de que todos nos fuéramos pronto a la cama, de que la noche pasara rápida y que los primeros rayos de sol se adelantaran al resto del año…

¿Por qué desaprovechar la ocasión de escribiros mi carta? Evidentemente, no he podido perder esa oportunidad de volver a ser niña, aunque únicamente fuera por unos minutos. Esta tarde he recuperado la ingenuidad, la candidez y la magia de este día de fantasía y ensoñación y me he decido a escribiros.

Os escribo para pediros que nunca más me falte la ilusión por estos días tan entrañables y repletos de emoción. Os pido además que la unión continúe reinando en mi familia, que la felicidad corone nuestros corazones y que el amor sea su principal alimento.

También os pido la fortaleza suficiente para poder continuar adelante, que nunca pierda el cariño de mis grandes amig@s y que los sueños sean siempre los que dominen nuestros mundos.


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