Seguiré sus recomendaciones

Tranquila, serena y en paz conmigo misma. Este es mi estado desde un tiempo hasta esta parte. Ha tenido que pasar mucho tiempo para poder llegar a esta fase de mi vida, pero afortunadamente ha llegado y no la voy a dejar escapar, o al menos no le voy a dar de lado.

No podemos decidir cuándo debe llegar, pero sí podemos contribuir para que acelere o retrase su llegada; lo importante es no darle la espalda –aunque no sepamos realmente qué es- y luchar por conseguir ese sosiego interno.

No basta con decir: “Quiero estar bien”. Eso no es suficiente. Es preciso pasar por diferentes etapas (buenas y malas), buscar entre lo desconocido, elegir lo que queremos y tener bien claro lo que no queremos y adónde queremos llegar.

Esto requiere tiempo y dedicación, por lo que no todos alcanzamos esa calma interna al mismo tiempo ni a la misma edad, pero hay que quererse y analizarse. Se trata de un duro y largo trabajo de reflexión, es verdad; yo le he dedicado mucho tiempo y aún hoy lo continúo haciendo, pero no podemos ignorarlo y pasar porque en caso contrario nos estaríamos defraudando a nosotros mismos.

Tal vez, lo complicado sea mantener el equilibrio. Yo me encuentro en esta fase y por lo vivido, se trata de un aspecto al que hay que dedicar especial atención. Mantener el equilibrio, es básico, por lo que hay que tener siempre presente lo que eras, lo que has llegado a ser y en lo que te podrías convertir; y en torno a estos tres vértices hay que ir actuando para mantenerse a flote.

Mi momento ha llegado, estoy feliz. Ahora me toca disfrutar y saborear todo lo que me está tocando vivir, pero siempre sin olvidar lo que he pasado y estando preparada para lo que pudiera llegar. Creo que es la mejor filosofía de vida que se puede tener, así me lo decía mi padre –un sabio sobre la vida-, por lo que seguiré sus recomendaciones.