miércoles, 14 de enero de 2009

Un flechazo


No lo he pensado, por un momento no he querido pensar y me he dejado llevar por lo que me apetecía en ese momento. Llevaba varios días con la idea de comprarme unas botas nuevas; aún no había encontrado nada que me gustara y como tampoco eran necesarias no había insistido mucho en la búsqueda.


Tal vez será verdad eso de que a todas las mujeres nos encantan los zapatos, pero yo he de confesar que aunque me gusten los zapatos, las botas son mi debilidad, me encanta y hoy, hoy otras más se han sumado a mi armario.


Esta mañana me ha llamado mi hermana para que saliera del trabajo un momento porque quería que le acompañara a comprarse unos zapatos, pero no sabía adónde ir. Pensando, me he acordado que cerca del trabajo estaba la zapatería por la que suelo pasar casi todas las mañanas a la entrada y la salida del Ayuntamiento. Como era de esperar, hemos ido allí.


Siempre que paso por la puerta me quedo mirando el escaparate, pero hasta hoy no había entrado nunca. Creo que ha sido un flechazo. Las botas me han mirado –mientras que mi hermana estaba rodeada de pares y pares de zapatos-, yo las he mirado, estaba mi número, me lo he probado y al final han terminado encerradas en una caja y dentro de una bolsa que yo portaba felizmente por la calle…


Era un capricho y no podía resistirme.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bien hay que darse un capricho siempre que se pueda... Bestiosssssss novia