domingo, 7 de octubre de 2012

El aroma del papel





La fragancia de una flor, el olor a humedad del ambiente tras un día de lluvia, los platos humeantes que salen de los fogones, el café recién hecho, la esencia que nos queda al pasar junto a uno hombre o una mujer… Todo esto hace que nuestro cerebro se active y despierte en nosotros sensaciones o sentimiento que evocan al recuerdo.

Dicen que al nacer, el olfato es el sentido más fuerte que tenemos, y aunque pueda ir perdiéndose con el paso de los años, el poder de éste es tan fuerte y especial, que siempre nos hace volver al pasado porque los olores, aunque desaparecen del ambiente, siempre quedan en nuestra memoria.

Hace poquito tiempo entré en una librería repleta de volúmenes antiguos y de nuevas publicaciones. Era una librería antigua, en la que no se han dejado llevar ni el diseño ni los nuevos estilos.

Nada más abrir la puerta y escuchar el sonido de la campanilla al chocar contra la puerta, me quedé parada, y en décimas de segundo ese olor, único de los libros, se impregnó en mi cabeza.

Comencé a pasear lentamente por su interior, y al tiempo que me deleitaba con títulos y autores, iba cogiendo algún que otro libro y hacía pasar las hojas para que sus esencias llegaran a acariciar mi rostro y a penetrar en mi mente.

Y es que… Qué sensación más agradable y placentera ¿verdad? Cada vez que abrimos un libro empezamos a notar pequeñitas gotas de placer que nos hace disfrutar como niños con un juguete nuevo.

Son muchos los foros en los que se ha estado hablando de que esa extraordinaria sensación de pasar páginas podría ser en un futuro un simple recuerdo porque los libros electrónicos están abriéndose camino en un mercado que cada vez apuesta con más firmeza hacia los nuevos formatos. Sin embargo, esta semana me he llevado una grata sorpresa. Ya que he podido leer que la letra impresa, durante el primer trimestre de 2012, concentró el 78 % de los libros registrados por la Agencias ISBN, según el último informe El sector del libro en España 2010-2012.

No sé si en algún día de mi vida me haré con uno de esos libros electrónicos, por ahora esa idea está completamente descartada. Lo que sí espero y deseo, y creo que no soy la única que lo piensa, es que nunca llegue ese momento en el que tenga que dejar de doblar la esquina de una hoja, en la que he leído algo que me ha gustado mucho, o que nunca tenga que dejar de escribir en la última página, la fecha y la sensación que me produjo esa última historia que un día cualquiera, pasó a formar parte de mi vida. 

Tribuna libre de mi programa La Butaca en Radio Online Murcia (4 de octubre de 2012)

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