viernes, 19 de octubre de 2012

Escultura urbana


Pasear por los lugares más emblemáticos de una ciudad y poder deleitarse con una escultura que rinda homenaje a un artista, a un colectivo, a un personaje destacado o a alguna tradición del lugar en el que se encuentra, es algo a lo que siempre he prestado especial atención y a lo que dedico bastante tiempo cuando salgo de viaje, e incluso cuando paseo por mi propia ciudad; pues considero que es la mejor forma de conocer un poquito más el lugar en el que me encuentro.

Creo que estas esculturas expuestas al aire libre se desmitifican por completo, se bajan al nivel humano y salen al encuentro del ciudadano o visitante, y desde su nueva posición llegan a influir en toda o casi toda la sociedad.

Las esculturas urbanas son un privilegio con el que contamos tanto los ciudadanos de lugar en el que se encuentran, como quienes visitan la ciudad y sin darse cuenta, se encuentran frente a ella sin que les provoque indiferencia; y es que desde siempre he pensado que una obra de arte de esas características en un museo es como un pájaro enjaulado que precisa de la misma libertad de su creador para exponerse al espectador.

Un pequeño rótulo pueda contar su leyenda, la forma dada por su autor puede llegar a delatar o hacer intuir su sentido, pero creo que en la mayoría de los casos, la simple contemplación y el diálogo entre obra y observador es más que suficiente para que haya una comprensión total de la escultura y lo que ésta quiere manifestar a todos.

La Venus en Bicicleta, el homenaje al Nazareno, el Mercurio, el busto de Saavedra Fajardo, la Dama de Murcia, la Sardina que hay en el Río Segura, el homenaje a los poetas, la escultura de Alfonso X El Sabio, la de San Francisco de Asís… Éstas son solo algunas de las numerosas esculturas que podemos encontrarnos en la ciudad de Murcia al pasear por sus plazas, calles o avenidas. Quizás muchos no se percatarán de su presencia –lo dudo-, otros podrán no estar de acuerdo con esta idea del arte urbano, y otros tantos discreparán en si se trata de una buena o mala obra.

Independientemente de las opiniones y los gustos acerca de las esculturas y su ubicación, lo que es más que evidente es que estamos ante una exposición permanente que otorga un valor añadido al espacio y a los ciudadanos, porque cada escultura tiene algo que aportar y que contar, y se convierten así en iconos del lugar y, lo más importante creo, en parte de la historia del lugar, y por tanto, en un atractivo turístico.

Esta misma semana hemos podido conocer la convocatoria de un concurso internacional de escultura pública monumental, que ha hecho el Ayuntamiento de Murcia, a través de la Fundación Murcia Futuro y la Fundación Gabarrón, para el desarrollo escultórico-artístico del futuro Parque de Levante de la Ciudad de Murcia.

Sin lugar a duda, se trata de una convocatoria que brinda, una vez más, una oportunidad a todos los artistas que quieran exhibir su obra, su reflexión y su visión de la vida. Una oportunidad única, digo, en la que yo considero que es la mayor sala de exposiciones, la que más se adapta a los cambios que corre porque estará en continuo contacto con los ciudadanos.

Y como en Murcia gozamos de una climatología extraordinaria durante todo el año, pues que mejor opción que salir a disfrutar del arte, del tiempo y de nuestra querida ciudad.

Tribuna libre de mi programa La Butaca en Radio Online Murcia. 18 de octubre de 2012

1 comentario:

Mª Ángeles Muñoz Cosme dijo...

Muy buen post. Te felicito.
Te dejo aquí el enlace a mi blog ESCULTURA PÚBLICA con la entrada que habla del fallo del jurado del concurso de escultura, por si es de tu interés:

http://escultura-publica.blogspot.com.es/2013/11/fallo-del-concurso-de-escultura-publica.html